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PREVISIONES NECESARIAS PARA ENTENDER EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA (CONFERENCIA)

El pasado 16 de diciembre de 2017, estuvimos estudiando el origen de nuestro conflicto armado, a continuación les dejamos el texto con la investigación de nuestro expositor:

Debéis, pues, saber que hay dos modos de combatir: uno con las leyes; el otro con la fuerza; el primero es propio de los hombres, el segundo de las bestias; pero, puesto que el primero muchas veces no basta, conviene recurrir al segundo (Maquiavelo, 1993, p.70).
Para entender la lucha bipartidista que en los siglos XIX y XX encadenó a Colombia y la cual deja el actual legado de violencia, es necesario pensar en Colombia como una región enmarcada por cambios políticos y territoriales. Por ello es pertinente plantear un recorrido histórico del origen de dicha violencia, en el marco ideológico de los dos grandes partidos políticos (liberal y conservador) que desde el siglo XIX han abanderado revoluciones que generaron guerras regionales y una nacional, y a partir de ello movimientos ideológicos que han impulsado la violencia que hasta el día de hoy afecta el territorio nacional.

Desde la formación de la Republica de Colombia (La Gran Colombia) de 1819 por el congreso de Angostura, constituida por las actuales Venezuela, Ecuador, Colombia y Panamá, ya se veía sobrevenir en este territorio varias luchas políticas e ideológicas que lo desfragmentarían y generarían grandes consecuencias para el futuro de su población. Desde la primera República, este territorio sufriría cuatro rupturas políticas que lo llevan a cambiar su nombre, los cuales figuran República de la Nueva Granada (1830-1858) organizada en provincias y conformada por las actuales Colombia y Panamá, la Confederación Granadina (1858-1863) integrada por ocho estados federales en los que se encuentran Panamá, Bolívar, Magdalena, Antioquia, Santander, Boyacá, Cundinamarca y Cauca, Estados Unidos de Colombia (1863-1886) cuyo gobierno es influenciado por el pensamiento liberal, integrado por las ocho federaciones, y finalmente cambia su nombre a República de Colombia (1886) de carácter conservador y centralista, en la cual por medio de la constitución de 1886 se derogan las federaciones y se conforman los departamentos.

Este cambio constitucional marcaría el fin de un proyecto político que creía en un liberalismo basado en el librecambio, en la idea del progreso como pilar de la civilización y en la defensa del individuo, de sus libertades y de la autonomía política regional (Ceballos. et al., 2012, p.165).

Si bien, después de este paneo de la división de los territorios, se puede comenzar hablar de las dos vertientes ideológicas que se marcaron el territorio colombiano. Acevedo (2003) afirma: “Liberales y conservadores, con armas y sin ellas, desde el gobierno o por fuera de él, fueron forjando los hitos de lo que para cual constituía una batalla trascendental” (p.174). Cada partido luchando por sus ideales en búsqueda del poder, lo cual marca importantes cambios en los aspectos políticos en la historia del país. 

Tertulias de comerciantes o letrados de las pocas ciudades, detrás del mostrador o en la casa del obispo, ávidos de las remesas de libros europeos o de los relatos de viajeros, constituyen las primeras asambleas de lo que serían los partidos. Dos bandos que se forman entre ellos: liberales y conservadores. Clericalismo y lacidad, sistema unitario y sistema federalista, orden o progreso, son temas que radicalizan posiciones. El lenguaje se precisa, lo mismo que las ideas, a la luz de los movimientos europeos de 1848 y de sus ecos locales (Gilhodes. et al.,1996, p.50).

El partido liberal que en 1848 bajo las ideas de Francisco de Paula Santander y buscando reformas políticas, el político Ezequiel Rojas acuñaría su nombre: 

El 16 de julio de 1848, en el periódico bogotano El Aviso, No. 26, apareció un artículo de Ezequiel Rojas, llamado “La Razón de mi Voto”, en el cual el intelectual boyacense explicaba por qué él y sus seguidores votarían por el General José Hilario López en la elección presidencial de 1849. En este artículo, Rojas expresaba qué quería el Liberalismo y fijaba una serie de principios que aún hoy están vigentes (Llano, 2009, p.20).

Este artículo escrito como fin de defender a los seguidores de la corriente política contra sus opositores y a su vez para legitimar la candidatura del general José Hilario López, es tenido como el primer programa del partido liberal ya que:

en él, se recogen ya muchos de los postulados sobre garantías individuales que a través del tiempo, el Partido Liberal colombiano consignarían sus programas, de la misma forma que se expresan cuestiones circunstanciales, debidas a la problemática política de la época, como el ataque contra los jesuitas elevado a canón de partido (El Mundo, 1981, p.12-13).

Herederos de la Ilustración, estos liberales acogieron su pensamiento político y filosófico, separando la iglesia del estado y adoptando el pensamiento individual “que los derechos individuales y sus garantías sean realidades y no engaños y promesas” (El Mundo, 1981, p.93), libertad de culto “que no se adopte la religión como medio para gobernar: las dos potestades deben girar independientemente cada una dentro de su órbita, puesto que cada una tiene su objeto y fin distinto” (Ibíd., p.96), implementando la ética y moral laica, y en el sentido político, “Quiere leyes claras, precisas y terminantes para que con facilidad pueda el común de los hombres conocer sus deberes y derechos” (Ibíd., p.994), permitiendo al pueblo el derecho a la política.
Y el partido Conservador que en 1849 sería acuñado por el político Mariano Ospina Rodríguez y el escritor José Eusebio Caro:

Elaboraron un documento que denominaron “Programa Conservador de 1849” que apareció en el periódico “La Civilización” del jueves 4 de Octubre de ese año. Más que un programa lo que ellos concibieron fue un verdadero manifiesto que contenía el ideario fundamental del conservatismo. “Somos Conservadores —pronunció Caro y así nos llamamos con orgullo porque hay mucho que conservar. Hay que conservar al individuo, hay que conservar la dignidad de la persona humana, hay que conservar la familia, hay que conservar la propiedad, hay que conservar el derecho, hay que conservar la justicia, hay que conservar la sociedad, hay que conservar la República” (Partido Conservador, 2016).
Documento que expone las bases de las ideas conservadoras, el cual se expresa “que quienes pertenecen al Partido desean conservar la civilización, la cultura y los valores esenciales de la nacionalidad” (Partido conservador, 2016). Dando así nombre a un nuevo partido que se opone a las ideas radicales del partido liberal, definiéndose como defensores de la civilización cristiana y la enseñanza de la religión católica, “ello suponía el reconocimiento de la iglesia católica como institución privilegiada en sus relaciones con el poder civil, el estado y su rol fundamental en la formación moral de la población” (Acevedo, 2003, p.173). 

Teniendo en cuenta la fundación de los dos grandes partidos políticos colombianos, se puede establecer que por sus choques ideológicos, el territorio nacional se vería ligado a vivenciar luchas armadas en las pugnas políticas, desatando entre ellas la época radical o denominada “El olimpo radical (1863-1886); orientado por la constitución de Rionegro de 1863, la cual se expidió en nombre del pueblo y los Estados Unidos de Colombia, no de Dios “realizada por el Partido Liberal con exclusión del Conservador, que estableció un federalismo radical consagrando la soberanía de los estados federados e impidiendo la intervención del gobierno de la Unión en sus asuntos de orden público interno” (Cruz, 2013, p.113); en la cual se destacaba su fuerte convicción laica expropiando los bienes de la iglesia, en cierta medida se le da autonomía a las ocho federaciones rompiendo la tradición centralista y se promocionan las libertades individuales, entro otros. 

Fueron sus Presidentes: Tomás Cipriano de Mosquera, dos veces, Manuel Murillo Toro, dos veces, Santos Acosta, Santos Gutiérrez, Eustorgio Salgar, Santiago Pérez, Aquileo Parra; con Julián Trujillo comienza la decadencia y luego llegó Núñez en 1880; del 82 al 84 gobernaron Zaldúa y Otálora (Llano, 2009, p.35).

El radicalismo de sus ideas, llevó a enfrentamientos entre el mismo gobierno “fueron víctimas de su propia intolerancia, les faltó pragmatismo para entender la hora política y por ello desaparecieron ante el empuje de la ambición sin límites” (Llano, 2009, p.38). Generando una desfragmentación ideológica y territorial; esto insidió su ruptura entre 1884 y 1886 tras la nueva presidencia de Núñez bajo el estandarte conservador en 1884, para instaurar la primera Regeneración y la posterior guerra de 1885 donde los liberales radicales en busca de reconquistar el poder, serían derrotados.

Entre 1863 y 1880 la institucionalización del federalismo como forma de gobierno estuvo en disputa permanente. El conflicto sólo se resolvería tras la derrota del radicalismo en la guerra de 1885, que daría paso a La Regeneración. Se impone entonces el algoritmo que ve en el federalismo un factor generador de anarquía y, por consiguiente, una forma de gobierno centralista (Cruz, 2013, p.128).

En 1886 bajo la presidencia de Rafael Núñez y el liderazgo de Miguel Antonio Caro, comienza otro periodo político para el territorio. La llamada regeneración, bajo el amparo de la nueva constitución de 1886, de carácter centralista, autoritaria y teocrática. Es encabezada “en el nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad” (Const., 1991, p.3) Le devuelve el poder a la iglesia católica, los estados federales pasan a ser llamados departamentos y a ser constituidos por un gobierno centralista. Dividió el poder en tres ramas, la legislativa, la ejecutiva y la judicial. 

El gobierno conservador «nacionalista» se impuso e impuso un nuevo proyecto de nación, con un profundo interés en un «orden» coherentemente tradicional, con gran peso de ideales hispanistas y de la religión y la iglesia en la vida diaria y del estado, ideales plasmados en la constitución de 1886, el Concordato de 1887, en una malograda política monetaria, y en un estado con centralización del poder, con represión y censura de prensa pata lograr sus objetivos, que consecuentemente se vio divido entre «históricos» y «nacionalistas», concitó gran oposición por parte de liberales independientes y de los antiguos radicales y concluyó con la nefasta guerra de los tres años o los mil días (Ceballos, 2012, p. 185).

En 1898 la República de Colombia, se ve envuelta por una nueva guerra civil, siendo el primer evento bélico del siglo XX en el mundo. La guerra de los mil días (1898-1902). Ocasionada principalmente por el acaparamiento del poder de parte del conservador Miguel Antonio Caro que se ocultaba bajo el mandato de los presidentes Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel Marroquín; dejando a los liberales por fuera de todos los niveles del poder. Los cuales se plantearon la conveniencia de emprender una nueva guerra contra el gobierno conservador, “la guerra no tenía como fin revivir el federalismo ni acabar con la iglesia” (Caballero, 2006, p. 13). Como lo habían establecido los conservadores, los ejércitos liberales “luchan por establecer efectiva y definitivamente la república: prensa libre, derechos iguales para vencedores y vencidos, pureza del sufragio, en fin una democracia que afiance el bienestar y dilate la justicia entre las clases sociales” (Ibíd. p.13). Tratando de impedir la subyugación en la que venían siendo víctimas al ser vencidos.

Las tropas liberales bajo el mando del general Rafael Uribe Uribe, tuvieron “su primer enfrentamiento el 12 y 13 de noviembre de 1898 en Bucaramanga.

Dicha Guerra no se desarrolló como una contienda de dos grandes ejércitos (uno liberal y otro conservador), de encuentros más o menos sucesivos en diversos lugares del país, que tuvieron la extensa duración de tres años. Fue una sangrienta guerra civil, fratricida, anárquica, caótica, en la cual grupos armados del Partido Liberal se alzaron casi que simultáneamente en distintas ciudades y departamentos colombianos, atacando las respectivas guarniciones militares del Gobierno conservador. Estas últimas, diseminadas por todo el territorio nacional, respondieron, cada una, a los alzamientos liberales que se les enfrentaron (Ricord, 1989, p.14).

La guerra de los mil días finaliza el 21 de noviembre de 1902, con una república en ruinas, con unas 300.000 bajas en ambos bandos, industrias y vías de comunicación destruidas y con la devaluación de su moneda. 

La guerra finaliza con la rendición de Uribe Uribe, de Vargas Santos y con la negociación de Benjamín Herrera. Bajo el compromiso de no volver a levantarse contra el estado, estos tratados contemplaron el indulto para los delitos políticos, la dejación de las armas y una garantía del gobierno nacional para que las elecciones se llevaran a cabo con plena normalidad (Patiño, 2013, p.134). 

Trayendo graves consecuencias para el futuro de la república, como la crisis económica y deuda externa e interna a causa de la inversión de recursos en la guerra, la posterior separación del istmo de Panamá el 3 de noviembre de 1903 y la fragmentación de regiones sobre la autoridad del estado, lo cual costó un delicado equilibrio de paz en el cual “no consiguieron desarmar definitivamente a las guerrillas de Cundinamarca, Tolima y Santander, que siguieron operando como bandidaje bajo la excusa de la lucha política del partido liberal” (Patiño, 2013, p.134). Hasta que en 1958 se crea el frente nacional tratando de contrarrestar la violencia bipartidista que luego se transformaría en la violencia subversiva de la segunda mitad del siglo XX.

Durante los años de 1902 y 1948, se vivió el gobierno del partido conservador y posteriormente el gobierno del partido liberal, durante este basto periodo de tiempo, Colombia comenzó su proyecto de modernización, sufriendo varios cambios en el ámbito político, judicial y militar. Reformando las estructuras militares, se crea la policía nacional y su profesionalización, y se generaron nuevas formas de gobierno locales. Sin embargo, en este periodo se vivieron varias tensiones regionales por el surgimiento de los sindicatos que luchaban a favor del trato digno de los obreros, las manifestaciones campesinas por el derecho a las tierras, el adoctrinamiento de los discursos políticos marxistas y la violencia bipartidista, donde grupos conservadores y liberales cometían asesinatos en nombre de sus ideologías. Todo esto generando una presión que en el año 1948 se desataría, dando inicio al periodo conocido como la violencia (1948-1958).

El 8 de abril de 1948, el caudillo liberal proclamado como jefe único del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en la ciudad de Bogotá, dando inicio al periodo de la violencia. 

La noticia del homicidio se conoció en todo el territorio nacional a través de la radio e inmediatamente, en medio de impresionantes manifestaciones de dolor y rabia, se iniciaron levantamientos populares. Las gentes, enardecidas y descontroladas, incendiaron los edificios del gobierno y la prensa conservadora, saquearon bancos y almacenes, arrasaron las ferreterías en busca de armas y protagonizaron una revuelta espontánea y caótica que apenas logró ser contenida, al precio de numerosos muertos. Se propagó con rapidez a otras regiones (Murillo, 2012, p.294).

El asesinato de Gaitán fue un detonante para un proceso que ya se venía gestando desde tiempo atrás, incluyendo el no resuelto conflicto agrario; el ataque de los “pájaros” grupo de bandidos liberales en el Valle del Cauca y el Tolima, la violencia del centro de Antioquia y las zonas periféricas de Urabá, Bajo Cauca y Magdalena Medio y los enfrentamientos en los Llanos Orientales. “En tales sociedades existía un precario control político y las jefaturas partidistas no tenían definición; sus luchas, por lo tanto, estuvieron más ligadas a los conflictos derivados de la propiedad de la tierra y de las relaciones del trabajo” (Murillo, 2012, p.299). Estos procesos influyeron a que se fuera gestando nuevos procesos armados y posteriormente desatara una ola de violencia que sumergiría al país en un desgarrador periodo de sangre.

Se organizó un frente de resistencia campesina conformado por guerrilleros liberales y autodefensas comunistas que, desde 1949 hasta 1951, consiguieron tener la arremetida de la policía chulavita. Dicha resistencia se enriqueció con el aporte de antiguos dirigentes agrarios de los años treinta y a ella se unieron algunos combatientes liberales del Cauca y del Quindío. Uno de ellos, Pedro Antonio Marín, más conocido como Manuel Marulanda Vélez (Murillo, 2012, p.299-300).

Las guerrillas liberales se fueron expandiendo por todo el largo y ancho del país apoyados por terratenientes de la misma filiación política. El 13 de junio de 1953, el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla propicia un golpe de estado, aprovechando la división ideológica de los conservadores. Patiño (2013), apunta algunas palabras del Teniente General: “no más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político, no más rencillas entre hijos de la misma Colombia inmortal.” (p.182). Rojas Pinilla ofrecía la alternativa de un tercer partido que pudiera resolver las diferencias ideológicas de los dos partidos existentes, logrando que el 24 de julio de 1956 el conservador Laureano Gómez y el liberal Alberto Lleras Camargo firmaran el Pacto de Benidorm (firmado en la ciudad española), para crear el Frente Nacional.

Acordado por los líderes de los partidos tradicionales de Colombia fue, en estricto sentido, una alianza política de gran trascendencia que condujo a una fase de transición, que si bien no se puede identificar como “consocionalista” sí participó de las características propias de este tipo de pactos porque se concibió para superar una grave situación de crisis, sectarismo político y violencia, fue protagonizado por las élites dominantes del país, tuvo una proyección de largo plazo y no se tradujo en un sistema de parido único sino que dio lugar a un cogobierno y a una participación compartida entre liberales y conservadores tanto en las actividades gubernamentales como en la elección popular, en la corte suprema de justicia y el consejo de estado (Plazas, 2013, p.61).

Esta alianza de alternancia de poder, ofrecía una estrategia para dar fin a la confrontación bipartidista, pero debido a las asociaciones que algunos representantes de estos poderes partidistas habían tenido con las guerrillas, impidieron que los primeros gobiernos del Frente Nacional pudieran pacificar los grupos armados, “el carácter local de la violencia bipartidista había generado cierta distancia entre los jefes y directorios nacionales de los partidos, los gamonales regionales y locales, y los jefes de las bandas y guerrillas” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2014, p.117-118). 

El Teniente General Rojas Pinilla, generó una confrontación para poner fin a esta violencia y terminar la violencia:

Ofreció una amnistía a las guerrillas liberales y a las autodefensas campesinas; las primeras se acogieron mientras que las segundas la rechazaron, con excepción de las autodefensas campesinas del Sumapaz y el oriente del Tolima, orientadas entonces por el Partido Comunista. La respuesta del Gobierno militar, atizada por su talante anticomunista, consistió en el despliegue de operativos militares contra los núcleos de autodefensa campesina que precipitaron su transformación en guerrillas revolucionarias. Ciertamente, la ofensiva militar del general Gustavo Rojas Pinilla contra las autodefensas comunistas del Sumapaz y el oriente del Tolima, emprendida en 1955, les sirvió de argumento a los guerrilleros radicalizados del sur de ese departamento para no entregar las armas y proseguir la lucha armada (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2014, p.115).

A causa de esta imposibilidad de generar un desarme y el impedimento del plan pacificador, siguen los procesos de guerra subversiva y se empiezan a crear las guerrillas que marcarían la nueva era de violencia que trasciende hasta nuestros días. El 14 de mayo de 1964 nacería las FARC Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el 7 de enero de 1965, el ELN Ejército de Liberación Nacional, en julio de 1967, el EPL Ejército Popular de Liberación, el 17 de enero de 1974, el M-19 Movimiento 19 de abril y posteriormente, en 1984, nace el MAQL Movimiento Armado Quintín Lame.

Para entender los procesos que se están viviendo en la actual Colombia, es necesario entender este paneo histórico, saber de dónde viene la lucha armada y por qué afecta de manera neurálgica el país. Entender que el proceso de violencia que se ha vivido las últimas décadas, viene de una acumulación histórica de ideas, radicalizaciones e intereses que promueven la guerra y la toma de armas como alternativa para dominar el territorio nacional.

REFERENCIAS

Acevedo C., D. (2003). Escritos sobre historia social y de historia política colombiana. Colombia: Universidad Pontificia Bolivariana.

Caballero, L. (2006). Memorias de la guerra de los mil días. Colombia: Punto de lectura.

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2014)¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad. Colombia: Centro Nacional de Memoria Histórica.

Cruz R., E. (2013). El federalismo en Colombia (1863-1880). Una interpretación desde la perspectiva cognitiva. Revista Principia Iuris. Nº.20, 2013-II. Retrieved from: https://goo.gl/2XS3sP

Constitución de la República de Colombia [Const.] (1886). Retrieved from: https://goo.gl/MiDWhW

Delgado, O. (1996). Modernidad, democracia y partidos políticos. Colombia: Fidec.

El Mundo. (1981). Antología del pensamiento liberal colombiano. Colombia: El Mundo.

Llano I, R. (2009). Historia resumida del partido liberal colombiano. Retrieved from: https://goo.gl/wrpVnF

Maquiavelo, N. (1993). El príncipe. España: Altaya.

Partido Conservador (2016). Historia. Retrieved from: https://goo.gl/WSAvUy

Patiño, C. (2013). Guerra y construcción del estado en Colombia 1810-2010. Colombia: Debate. Universidad Militar Nueva Granada.

Plazas, M. (2013). El frente nacional. Colombia: Temis.

Restrepo J., G. (1936). El pensamiento conservador: ensayos políticos. Colombia: Orquídea.

Ricord, H. (1989). Panamá en la guerra de los mil días. Retrieved from: https://goo.gl/4v812p

Rodríguez, L. Rodríguez, A. Borja, J. Ceballos, Diana. Uribe, C. Murillo, A. Arias, R. (2012). Historia de Colombia, todo lo que hay que saber. Colombia: Punto de lectura.

Material adicional:

Presentación en PowerPoint usada en la ponencia.

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